El camino hacia la transición energética en América Latina
A pesar de que Latinoamérica y el Caribe tienen una gran variedad de recursos energéticos renovables, en muchos casos todavía están en gran parte sin explotar. Se trata de una región cuyas emisiones representan menos del 10% del total mundial. Además de la vulnerabilidad que ya existía en el continente por las consecuencias del cambio climático, la pandemia por COVID-19 ha causado un gran impacto en Latinoamérica. Sin embargo, la recuperación económica que le precede a la pandemia se presenta como la oportunidad perfecta para reconstruir una economía alrededor de soluciones y alternativas más sostenibles que le permitan a la región un desarrollo duradero con un bajo impacto climático. Alinear los planes de recuperación y respuesta al COVID-19 con los Objetivos de Desarrollo Sostenible puede ayudar a acelerar una transición energética sostenible.
América Latina se encuentra entre los mercados de energía renovable más dinámicos del mundo, con un 25% de renovables como energía primaria, el porcentaje más alto energética en comparación con el resto del mundo. Entre 2010 y 2015 se realizaron inversiones de $120 mil millones de dólares en renovables, logrando posicionar a varios países latinoamericanos entre los diez principales mercados de energía renovable más grandes del mundo. Hoy en día, la región cuenta con alrededor de 200GW de capacidad instalada en renovables, lo que representa más de la mitad de la capacidad energética y una cuarta parte de la energía primaria total.
Al ser una región en constante desarrollo y crecimiento, ha habido un aumento significativo en la demanda eléctrica que no ha sido cubierto por la incorporación de energías renovables. Y para atender esta creciente demanda, los países latinoamericanos han tenido que incorporar tecnologías que utilizan combustibles fósiles, por lo que el potencial total de la región permanece sin explorar. Según un estudio realizado por IRENA, se estima que más del 90% por ciento del potencial de la región permanece sin explotar, incluso a pesar de la iniciativa coordinada por OLADE para establecer como objetivo regional alcanzar al menos el 70% por ciento de la energía renovable para el 2030.
Muchos países de la región ya han dado pasos positivos hacia la recuperación económica basada en una transformación energética acelerada y en la priorización de tecnologías bajas en carbono. Algunos gobiernos han impuesto diversos incentivos para empresas, inversionistas, y consumidores que participen activamente en proyectos de implementación de energía renovable. Colombia, Argentina y México han creado leyes que respaldan estos estímulos, dando prioridad a la deducción o exclusión de impuestos.
Actualmente, el principal reto que enfrentan los países latinoamericanos es el de realizar una transición energética armonizada, sin poner en riesgo la confiabilidad de suministro; es decir, garantizar que, durante las salidas de las plantas térmicas y la introducción de nuevas energías renovables, el sistema eléctrico se mantenga operando sin interrupciones.
Otros de los desafíos de la región es el de introducir normativamente nuevas tecnologías como sistemas de almacenamiento de energía a través de baterías, autogeneración al detal (prosumidor) y redes inteligentes. Crear estrategias nacionales e iniciativas que sirvan para promover e impulsar la movilidad eléctrica es también una forma de lograr una transición energética armoniosa.
Otros retos que enfrenta la región son:
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Empleo de estrategias de almacenamiento de energía para ayudar a compensar los picos de demanda.
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Reducir las restricciones operativas que afectan a la generación No Convencional, cuando se dan excedentes de producción no aprovechada por los sistemas eléctricos nacionales.
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Mayor control de la volatilidad de la energía renovable no convencional.
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Desarrollo de estrategias para aprovechar el incipiente mercado del Hidrógeno Verde, creando sinergias entre la generación de energía renovable no convencional y la disponibilidad de combustibles más amigables con el ambiente.